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En el mundo animal, el castor posee una de las dentaduras más fuertes. Con sus incisivos talan árboles con los que construyen diques y presas en los ríos. Sus dientes no solo son portentosos, sino que no sufren desgaste ni padecen de caries. Además, se renuevan y desarrollan constantemente.

La virtud dental del castor llevó a un grupo de científicos de la de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos), a realizar un estudio. La meta es descubrir “por qué los dientes de los castores son tan resistentes, cómo logran evitar la caries sin cepillarse ni utilizar flúor, y qué pistas podría ofrecer la naturaleza para mejorar la salud dental humana en el futuro”, señala la nota publicada en portal de noticias de The Objective.

La evolución de la dentadura del castor es una joya. El roedor tiene dos incisivos superiores y dos inferiores que constituyen su herramienta para sobrevivir. Estas piezas dentales no paran de crecer y se afilan naturalmente con el uso. El castor los utiliza para roer, cortar, cavar, y construir su hábitat.

Foto: Pexels.com

Composición única

Sin embargo, lo más interesante de los dientes del castor no es su renovación continua, sino su composición. El esmalte de sus incisivos es de un tono marrón o rojizo porque contienen hierro. La investigación de Northwestern determinó que la presencia del mineral los hace más resistentes a los ácidos (que causan la caries) y a la presión mecánica.

También, la estructura interna de los dientes del castor es especial. La misma está compuesta de “nanohilos de hidroxiapatita (el mismo mineral que forma el esmalte humano) pero, con una diferencia clave: el material amorfo que rodea estos nanohilos está enriquecido con minerales como el hierro y el magnesio”, explicó The Objective. La capa funciona como un potente protector. Es decir, “no es el núcleo, sino la corteza química que lo rodea”, lo que refuerza la resistencia dental.

Los científicos aplicaron técnicas avanzadas para obtener imágenes a nivel atómico. Así, descubrieron que el esmalte no es resistente solo por los nanohilos de hidroxiapatita, sino por el material que los recubre. En los humanos ese material posee magnesio, pero en el castor también contiene hierro. Esto, eleva ampliamente la dureza y resistencia al ácido que origina las caries. “Este hallazgo es revolucionario, porque señala una vía posible para mejorar nuestra protección dental: modificar o reforzar esta capa externa con minerales específicos”, aseguraron los investigadores.

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