Seguramente hayas oído hablar de la gingivitis alguna vez pero, ¿sabes de qué se trata? Es una inflamación reversible de las encías producida principalmente por la acumulación de placa bacteriana, que es una película incolora, pegajosa compuesta por bacterias y restos de alimentos que se adhiere a los dientes continuamente.

Además de la placa existen, en menor medida, otros factores que pueden aumentar el riesgo de padecerla como ciertas infecciones y enfermedades. Se trata de una dolencia muy frecuente cuyos principales signos son:

  • Sangrado: Al cepillarnos los dientes, pasarnos el hilo dental, comer ciertos alimentos e incluso durante la noche.
  • Encía enrojecida e incluso en ocasiones algo amoratada: Hay que tener en cuenta que una encía sana suele tener un color rosado.
  • Encías hinchadas y brillantes: Debido a la inflamación, las encías se ven engrosadas y pierden su característica superficie en piel de naranja dando un aspecto brillante.

Las mujeres son más susceptibles a sufrirla debido a los cambios hormonales a los que se enfrentan a lo largo de la vida, lo cual favorece una respuesta inflamatoria exagerada frente a la acción de las bacterias.

También son especialmente susceptibles los fumadores ya que el tabaco, además de enmascarar el problema, disminuye la capacidad de protección de la encía.

¿Por qué es tan importante prevenirla?

La gingivitis, a pesar de ser una condición reversible, si no se trata puede evolucionar a periodontitis, una forma más agresiva y no reversible de enfermedad de las encías. Por lo tanto es clave prevenirla y, en caso de sufrirla, someternos rápidamente a un tratamiento que nos ayude a acabar con ella.

¿Cómo prevenirla?

  • Llevar a cabo una correcta higiene dental diaria. Como te imaginarás hablamos de cepillado, cuidado interdental, lengua, colutorios, etc.
  • Visitar al dentista dos veces al año como mínimo. No es necesario esperar a tener algo para acudir. Las revisiones de prevención pueden evitar la aparición de patologías.

¿Qué NO hacer si creemos tenerla?

Muchas personas dejan de cepillarse o de pasarse el hilo por las zonas cuando notan que sangran porque creen que así hacen daño a la encía. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. La disminución del cepillado provocará un mayor cúmulo de placa, lo que conllevará a un aumento de la inflamación y a un mayor sangrado.

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